
Desde que me especialicé en Gerontología vengo pensando el tema de la morbilidad diferencial, de hecho mi proyecto de intervención de final de carrera trató sobre un aspecto particular de ello.
La morbilidad diferencial se refiere al conjunto de enfermedades, motivos de consulta o factores de riesgo que merecen una atención específica hacia las mujeres, ya porque sólo en ellas se pueden presentar dichos problemas, ya porque son mucho más frecuentes en el sexo femenino.
Cada persona es distinta pero además hombres y mujeres lo somos en relación a la salud y las variantes al enfermar. Esto ocurre por diversos motivos.
Los ensayos clínicos se hacen en hombres y su información se traslada a las mujeres dice un investigador que recientemente está realizando un estudio sobre genoma femenino y fue entrevistado por diferentes medios*. Y agrega que el modelo: es fundamentalmente androcéntrico, como casi toda la medicina, y no contempla la fisiología de la mujer como un elemento diferenciador. Y esto nos parece normal, aún a las mujeres…
El envejecimiento saludable, explica, es un concepto completamente diferente y no se consigue solamente con actividad física, realizando psicoterapia, con una alimentación saludable (se podría agregar), hábitos por otra parte que yo (autora de esta nota) considero en especial sumamente valiosos. Pero que no alcanzan, no son suficientes…
En estudios realizados en atención primaria se refleja por ejemplo que es el sexo femenino el que presenta la mayoría de los síntomas sin diagnóstico.
Incluir la perspectiva de género, derribar prejuicios, eliminar estereotipos, luchar contra la discriminación es prioritario. Porque somos diferentes y tenemos los mismos derechos.
*Guillermo Antiñolo. Médico ginecólogo y genetista.