
Esta semana muchos de mis pacientes me comentaron, consultaron (y hasta enviaron el link) sobre una nota publicada en los diarios que anunciaba que actualmente las neurociencias aceptan la existencia de siete sentidos incluyendo la interocepción y la propiocepción.
En cuanto a la interocepción, que se refiere a la representaciones en el cerebro de la sensación del propio cuerpo, incluye temperatura, hambre, sed, frecuencia cardíaca, digestión. También incluye la conciencia sobre la respiración, tan trabajada por la meditación y el Mindfulness, herramienta, esta última, que conocí en 2012 realizando un curso sobre Adicciones como posgrado.
Mindfulness es una programa (también denominado Atención Plena), que consiste en dirigirnos y enfocarnos en el presente sin juzgar y vivir las experiencias, cada vez, como si fuera la primera. Fue creado por Jon Kabat-Zinn y es una práctica aplicada a diferentes situaciones muchas de ellas ligadas al stress, a las adicciones, a distintos cuadros de origen psíquico y a diferentes enfermedades físicas también, entre otras.
La posición corporal y la gestualidad brindan información a nuestro cerebro. Conforman parte de la propiocepción.Con respecto a la primera, la postura física, volviendo a tiempo atrás, en los 90 comencé a explorar un método denominado Feldenkrais. Las clases comenzaban y terminaban con la propuesta de “observarse” tendidos sobre el suelo y repasando el estado y los apoyos de cada sector de nuestro cuerpo y trabajando sobre esos hallazgos .
El Método Feldenkrais es un proceso de aprendizaje somático que se realiza en sesiones de grupo o individuales. Utiliza el movimiento con el fin de recuperar y/o reconfigurar hábitos y patrones de acción, promoviendo nuevas estrategias de organización.
Con respecto a la gestualidad, en los finales de los años 80, en un curso sobre psiconeuroinmunología al que asistí cuando aún era estudiante de medicina, escuché, por primera vez, hablar de la importancia de sonreir (y también de la risa) en caso de estar tristes e inclusive deprimidos porque esta acción determinaría sensaciones y sentimientos de felicidad y bienestar que deberían considerarse como contribución a la mejoría de quienes padecieran los mencionados problemas del ánimo.
Como dice una hermosa canción sevillana… el tiempo da y quita razones y a mí muchas de ellas el tiempo me las dio, gracias a las indispensables neurociencias que (junto con los avances de la astronomía) no dejan nunca de sorprenderme