
El duelo es la reacción ante la pérdida de un ser querido. También puede referirse a la repercusión emocional de cualquier pérdida.
“… ¡Deja correr mis lágrimas! ¡Son buenas,
cariño! Las lágrimas que no desahogamos
nos caen todas dentro del corazón, y sus
pacientes gotas, martillean el alma triste y
cansada. La resistencia al final se agota, el
corazón se vacía y se debilita: es muy grande,
nada lo llena… Es muy frágil; ¡todo puede
romperlo! ¡Todo lo hiere!”. Ópera Werther de J. Massenet basada en la novela de J. W. Goethe

- Es fundamental no impedir la normal elaboración del duelo
- Acompañar, muchas veces en silencio
- Consultar para (de ser necesario) tratar manifestaciones como el insomnio y otros síntomas que pudieran aparecer
- En algunas ocasiones recomendar psicoterapia
- Evaluar cuidadosamente la necesidad de tratamiento farmacológico
Factores de riesgo del duelo patológico:
– Tiempo de preparación para hacerse a la idea de la muerte
– Edad y roles de la persona fallecida
– Pérdidas anteriores
– Personalidad de la persona doliente
– Creencias
El duelo patológico se caracteriza por la gran intensidad de las reacciones emocionales, el impedimento del desarrollo normal de la vida diaria y porque persisten prolongados en el tiempo (más de un año):
- La añoranza continua del fallecido, una pena y malestar intensos y pensamientos permanentes sobre la muerte
- La falta de aceptación de la pérdida
- Anestesia emocional
- Deseos de morir
- Desapego de todo
- Carencia de sentido vital
- Falta de proyecto
- Disfunciones sociales
- Falta de ajuste al contexto socio-cultural según costumbres, religión, etc.
- Hay que destacar la importancia del apoyo familiar y social (amigos)