
La ONU eligió la década 2020/2030 como la del Envejecimiento Activo y Saludable.
Este concepto que analizamos en otras notas de este blog (por ej. ver publicación de allá por junio de 2019 en la antesala de esta declaración que promueve una “decade healthy ageing”) es aquél que se desarrolla en forma tal que la persona pueda mantener su independencia fìsica y su autonomía mental durante toda la vida aunque ello signifique tener algún tipo de enfermedad pero que mediante la prevención y los cuidados se pueda vivir lo más parecido a la normalidad de cada individuo, el mayor tiempo posible.
Y como lo expresa la Organización Mundial de la Salud: optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen.
Esto sería aplicable tanto a individuos como a poblaciones.
Desarrollar todo nuestro potencial para estar bien física, mental y socialmente de la manera más adecuada a cada uno y más cercana a nuestras propias necesidades, deseos y capacidades.
Además y fundamentalmente ser sujetos con derechos, cuidados y respetados.
Para ello sería necesario en la práctica construir cuatro pilares y llevar adelante cuatro desafíos fundamentales:
Los pilares serían:
- Tener una buena alimentación ya desde antes de nacer (ver nota enero 2020 de este blog)
- Preservar la salud de nuestro cerebro, incluido el incremento de la educación como garantía de reserva cognitiva
- Realizar actividad física, con el baile como parte de ella también contribuyendo al desarrollo cultural
- Socializar con pares y entre generaciones (lo que ayudaría además a evitar la soledad no deseada y el aislamiento, y por otra parte podría colaborar a seguir viviendo en una casa que se sintiera siempre propia, esto incluiría el “cohousing”)
Los desafíos:
- Garantizar el acceso a la atención médica preventiva y terapéutica para que el hecho de vivir más años lo sea también con más salud física (priorizando la protección de nuestro “esqueleto”, gran reto a enfrentar porque de ello depende la disminución de la dependencia)
- Preservar la salud mental para mantener la autonomía y contribuir así a una mejor calidad de vida, fomentando la creatividad y el desarrollo personal (aquí juegan un rol todos los programas de acceso a experiencias educacionales incluidas las universitarias, ver nota abril 2021 de este blog)
- Combatir el edadismo (es decir la discriminación por la edad) y esto incluiría también enfocarse en las temáticas de género, en las problemáticas de la esfera laboral y en la necesidad de disminuir la brecha digital
- Formar especialistas en cuidado de personas mayores y con discapacidad (tanto cuidadores y asistentes domiciliarios como demás profesionales de la salud) y a su vez lograr un abordaje de trabajo interdisciplinario lo cual aseguraría una mirada integral de la vejez y la discapacidad y permitiría optimizar resultados especialmente lo relacionado con la vulnerabilidad y la fragilidad
Todo por delante y mucho por hacer… de lo que se trata como dice E. Blázquez es de Honrar la Vida y se incluya en ello a las personas mayores, sus familias y sus comunidades