
De buenos y viejos recuerdos, de nuevos y viejos amigos, de buenas y nuevas generaciones… De buenos y viejos hábitos y también un poco de los malos, ya sean nuevos o viejos, ésos de los que nos hacen mal… Las festividades de fin de año son el momento en el que muchas veces suele aflorar todo lo que nos fue sucediendo, a manera de inventario tal vez y arrastrando vivencias más antiguas, quizás en forma positiva, de añoranzas, ternura, alegría por lo pasado, pero otras veces haciéndolo en modo de reproches, frustraciones, tristezas, amargura…
Puede ser entonces, que revirtamos la negatividad de algunos momentos, y veamos esta época del año como una oportunidad para conversar con quienes deseemos hacerlo, sincerar nuestra opinión o sentimientos, ser solidarios, relajarnos de diferentes maneras (recordando la práctica de Mindfulness como una de esas posibilidades) y sobre todo teniéndonos a nosotros mismos en cuenta y evitando dañarnos con incomodidades que incluyen desde ir de visita a un lugar que no deseamos hasta descuidar nuestros hábitos, hartarnos de comida y convirtiendo de esta manera un hermoso momento del año en un tiempo en el cual sintamos las molestas consecuencias de haber sobrecargado nuestro organismo y muchas veces hasta nuestra paciencia…
Mindfulness es una programa también denominado Atención Plena, que consiste en dirigirnos y enfocarnos en el presente sin juzgar y vivir cada experiencia, cada vez, como si fuera la primera. Fue creado por Jon Kabat-Zinn y es una práctica aplicada a diferentes situaciones muchas de ellas ligadas al stress, a las adicciones, a distintos cuadros de origen psíquico y a diferentes enfermedades físicas también, entre otras.
Debido al “crash” sufrido se perdieron los interesantes comentarios de las notas anteriores a febrero de 2020. Qué pena!
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